
Resulta difícil sustraerse a la conclusión de que la gestión de Llamazares y de su equipo no ha estado a la altura de lo que se esperaba. Si sumamos la proximidad al PSOE, con un sistema preparado, el resultado no puede sorprendernos. Izquierda Unida se diluye.
La proximidad de Gaspar al PSOE, ha conllevado que la gente a la hora de votar lo hiciera por el caballo ganador, al no encontrar un proyecto distinto y creíble en la IU de Llamazares.
Es lógico esperar que las corrientes más críticas del partido cobren un mayor protagonismo a la hora de elegir un cabeza de partido con valía. Esté quien esté, se haga como se haga, pienso que la total y radical democracia tiene que volver a lo interno del partido, como máxima de avance tanto interno, como externo.
Bajo mi punto de vista, no podía ser de otra manera, la dimisión de Llamazares es una de las pocas cosas positivas que ocurrirán gracias a este resultado, así como la posibilidad de erigir a una cabeza visible con un ideario más realista y menos utópico como hasta ahora ha sido el de Llamazares.
Es lógico esperar que las corrientes más críticas del partido cobren un mayor protagonismo a la hora de elegir un cabeza de partido con valía. Esté quien esté, se haga como se haga, pienso que la total y radical democracia tiene que volver a lo interno del partido, como máxima de avance tanto interno, como externo.
Lo de IU no se resuelve en una asamblea apresurada y sin tiempo para el debate real, en la que las diferentes direcciones hacen sus encajes al margen de la militancia. Si se pretende dar cerrojazo en junio, la próxima vez serán trescientos mil votos repartidos por toda España y ningún diputado. Luego nadie y luego nada. O sea, como el CDS.
Foto tomada de El Norte de Castilla.
Foto tomada de El Norte de Castilla.