Celebraciones en Ferraz

Buenas noches, buena suerte.


Al más puro estilo Edward R. Murrow, Zapatero se despidió ayer en Ferraz de sus seguidores. Zapatero podrá formar nuevamente Gobierno, para lo que necesitará menores apoyos parlamentarios que hace cuatro años, y el Partido Popular, que también ha mejorado -inútilmente- su posición, ha constatado el fracaso de su acción opositora durante esta pasada legislatura y habrá de plantearse los cambios y renovaciones que le auguren mejor suerte la próxima vez.

Rajoy ha perdido por segunda vez su oportunidad de alcanzar el poder y, aunque parece lógico que gracias a este dulce derrota se mantenga de momento al frente del partido, no sería razonable que aspirase a presentarse por tercera vez, por lo que desde hoy empieza la carrera sucesoria, que será dura y competida.

El terrible atentado etarra cometido el último día de campaña no ha tenido probablemente incidencia apreciable en el comportamiento del cuerpo electoral, salvo, quizá, el de proporcionar un cierto impulso a la participación, que en teoría ha beneficiado al PSOE. Por consiguiente, y dado que la campaña no ha ofrecido argumentos vitales ni espectaculares que hayan podido alterar significativamente las grandes tendencias preexistentes.

Una gran mayoría de ciudadanos esperamos que vuelva la normalización, sin más capañas políticas (de momento), que facilite la eminencia de los grandes intereses generales sobre los particularismos, las reivindicaciones de la periferia y la acritud insoportable como principal estrategia de oposición.